Mi problema es que nunca he sabido diferenciar muy bien las situaciones. Sé que esto es malo y que lo único que me causa es sufrimiento. Y eso es lo que me pasa contigo.
Al principio todo iba bien. "Lo único que tienes que saber es que esto no es una relación. Cuando queréis os llamáis y cuando no, pues nada". Sí, es un consejo muy práctico, pero claro funciona al principio, o al menos así ha sido en mi caso.
¿Quién se aprovecha de quién? Tú de mí porque me llamas cuando te interesa o te conviene. Yo de ti al principio igual, pero ahora ya no, ahora te necesito. Y eso no me gusta. No quiero necesitar a nadie. He aprendido que todos debemos valernos por nosotros mismos y depositar tanto en otra persona te puede llevar a un engaño y a una decepción.
¿Quién es ella? Esa chica que tanto sale contigo en las fotos. Según tú es una amiga, pero verte así con ella me da que pensar. Y que se pasen semanas sin recibir una llamada tuya también. Tú no me has prometido nada y yo a ti tampoco. Pero hay una diferencia: tú conoces mi debilidad. "Me entiendo bien contigo y eso es difícil de conseguir con otra persona. Los dos buscamos lo mismo". Eso me dijiste una noche en tu coche. En ese momento no dije nada.
No soy valiente, creo que nunca lo he sido. Sé que me callaré y nunca te diré nada de esto. Porque simplemente no soy capaz. ¿Podría soportar tu rechazo? Sí, estoy convencida de que me rechazarías. Y sí, podría vivir con tu rechazo, pero no quiero vivir con él. Quiero conservar algo de dignidad o de orgullo, llámalo como quieras. No me verás llorar aunque puedes estar seguro de que lloro más de lo que querría y debería.
Todo esto no quiere decir que no crea en el amor. Claro que creo en él pero también pienso que es muy complicado encontrarlo. ¿Qué debo hacer si me llamas? ¿Acudir? ¿Decirte que no? Sé que aunque te dé largas terminaré cediendo de nuevo. No puedo decirte que no. Tampoco quiero porque en el fondo siempre queda una esperanza. Por eso pregunto ¿quién se aprovecha de quién?
Se me oprime el pecho cuando lo pienso, cuando mi imaginación vuela e invento historias que no sé si serán reales o fruto de mis propios y enrevesados pensamientos. Ni puedo ni quiero reprocharte nada. Tú sigues con tu vida y yo intento seguir con la mía.
No tengo nada claro. Bueno, algo sí.
No quiero necesitarte.
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